Las carencias
o falta de estimulación en el primer año de vida del bebé pueden tener
consecuencias en el desarrollo óptimo de sus habilidades motoras, cognitivas,
lingüísticas y sociales.
No sólo
se trata de reforzar, aspectos intelectuales o lingüísticos, sino que la
estimulación temprana también debe abarcar las demás áreas (motora, sensorial y
social) del desarrollo del niño.
Los problemas para movilizarse, para
agarrar un lápiz en incluso para expresarse en las personas, puede ser producto
de una inadecuada estimulación obtenida desde muy temprana edad en los niños.